Este destino, situado en Oceanía (concretamente al sur del Pacífico), es un paraíso y un espectáculo inolvidable, marcado por su gran variedad de islas, playas, arrecifes de coral y lagunas
cristalinas.
En este edén natural podréis elegir entre diferentes islas que os sorprenderán con sus riquezas.
Tahití, la isla más grande de toda la Polinesia. Es el lugar perfecto para disfrutar de buenos restaurantes y apreciar la gastronomía de la zona, que cuenta con los mejores pescados y mariscos, así como
con frutas tropicales de lo más sabrosas. Además, para los amantes del surf, Tahití es su destino, pues cada mes de agosto se convierte en la sede de un evento surfero organizado por la Liga Mundial de
este deporte.
Para los apasionados del submarinismo y la vida marítima, Bora Bora es la zona que no se pueden perder, pues en ella abundan los arrecifes de coral, tan coloridos y brillantes, así como una gran cantidad de animales acuáticos con los que disfrutar en sus aguas cristalinas. Eso sí, para los realmente aficionados al buceo, la isla de Fakarava, ha sido nombrada reserva de la biosfera por la UNESCO debido a su gran diversidad de fondos marinos, por lo que los más aventureros no deberían dudar en visitar una de las islas más famosas de la Polinesia.
Otro lugar donde practicar deportes acuáticos en el país es Moorea. Aquí encontramos uno de los puntos más emblemáticos de Polinesia, el Monte Rotui, donde se pueden llevar a cabo largas rutas de senderismo para apreciar la maravillosa naturaleza que posee la isla.
La población original de las islas polinesias es de origen maorí. Esta cultura, muy ancestral, es rica en tradiciones y se caracteriza por su espiritualidad y su fuerte conexión con la tierra. Sin duda, rasgos que se reflejan tanto en su personalidad como en su artesanía. De hecho, para adentrarse en lo más profundo en esta cultura, visitar Maupiti es la mejor opción, ya que en esta isla con gran personalidad no hay hoteles ni resorts, solo pequeñas pensiones familiares que se extienden a lo largo de la isla.
Tikehau es otro de los lugares imprescindibles que visitar. Se trata de un atolón ovalado con largas playas de arena fina blanca o rosada donde se abre un pequeño canal formando una piscina natural, un paraje de paz y tranquilidad perfecto para relajarse en la Luna de Miel. Además, sus aguas son perfectas para nadar entre tiburones.
Bien es sabido que la Polinesia Francesa es conocida, además de por sus muy bien consideradas playas, por ser el destino de lujo exótico por excelencia, donde se pueden encontrar los mejores hoteles del planeta, rodeados de agua y naturaleza. Es el destino perfecto para los que buscan la Luna de Miel más relajante y exclusiva. La mejor época para perderse en este destino fascinante es la fresca y seca, que abarca desde el mes de abril hasta el de octubre.