Hace alrededor de dos años, la Torre de Brooklyn fue presentada como símbolo de ambición por su creador, Michael Stern. Ahora, la conocida como ‘Torre de Sauron’ parece estar rodeada por la incertidumbre y todo apunta a que saldrá a subasta a principios de junio. Todo ello, después de que su prestamista, Silverstein Capital Partners haya iniciado un procedimiento de ejecución contra la compañía de Stern, JDS Development Group, por el impago de un total de 235 millones de dólares (216,28 millones de euros).
El desarrollo de los acontecimientos podría convertir a Silverstein, promotor del nuevo World Trade Center, en propietario del inacabado edificio. La otra posibilidad incluiría una batalla legal con el promotor de una torre que, a pesar de cambiar el ‘skyline’ de Brooklyn, puede ser un caramelo envenenado para sus inversores.
La subida de tipos que comenzó a principios de 2022 ha sido en gran parte culpable de esta situación. Los créditos demasiado caros han limitado los proyectos inmobiliarios, siendo el sector de las oficinas el más afectado tras la llegada del teletrabajo, lo que ha cargado de deudas a muchos promotores.
A esto se une que la Torre de Brooklyn debía haberse finalizado en 2022, lo que supone un retraso notable con respecto a su calendario, además de contar con un presupuesto superior a lo planteado. Todo ello ha generado que muchos residentes se quejen de no contar con los servicios prometidos hoy en día. La reputación de Stern, conocido por los deslumbrantes proyectos que lleva 15 años creando, no ha evitado el posible desenlace de la conocida torre.
Cabe destacar que no es la primera vez que sufre retrasos con sus inversores o tiene problemas con sus socios. Sin ir más lejos, a principios de año fue demandado por una compañía de ‘leasing’ a la que debía alrededor de 1,3 millones de dólares (1,20 millones de euros) por un jet privado.
Una torre que no deja indiferente a nadie
La torre ha estado en boca de todos desde antes de los impagos, empezando por su aspecto exterior. La piel de acero inoxidable en color negro le da un aspecto amenazante que ha llevado a los ciudadanos a apodarla como Sauron, en referencia a la torre oscura de El Señor de los Anillos. A pesar de ello, muchos críticos de arquitectura han mostrado buenas opiniones sobre ella.
Con sus 93 plantas, los residentes del inmueble pueden disfrutar de una cancha de baloncesto y un parque para perros en la planta 63, además de contar con una piscina en la azotea y un ‘sky lounge’. Son precisamente estas características las que llevan a que los precios de sus 150 viviendas oscilen entre los 875.000 dólares de los estudios (unos 805.000 euros) y los 8 millones de dólares de los pisos de cuatro dormitorios (7,3 millones de euros). Las plantas más bajas están destinadas a 400 casas en alquiler y cuentan con un antiguo banco reconvertido en tienda.
La construcción comenzó en 2021 y, a pesar de que muchos residentes ya se han mudado, todavía continúa en proceso. La inflación y la falta de materiales han ralentizado el trabajo en una torre que debería haberse terminado hace años. Por su parte, Silverstein no se ha pronunciado sobre la posible fecha de finalización del proyecto ni sobre cuantas viviendas continúan sin propietario.
El optimismo del sector no frena la incertidumbre
Los elevados tipos hipotecarios no han hecho sino empeorar la situación, ya que enfriaron el mercado inmobiliario en la ciudad a lo largo de 2023. Esto ha llevado a caídas en el precio de los inmuebles, que en el cuarto trimestre disminuyeron un 3% interanual, lo que lleva a una media de 725.000 dólares (667.000 euros), según datos de Corcoran Group. De la misma forma, el número de ventas cayó a la mitad en nuevas promociones. Ahora, con los tipos comenzando a dar tregua a los posibles compradores, se ha recuperado cierto optimismo para 2024.
No obstante, con un futuro todavía incierto, la Torre de Brooklyn cuenta con el reto de atraer a los compradores de lujo. Una meta complicada si tenemos en cuenta que se trata de un edificio en ejecución hipotecaria, aunque con gente residiendo en sus viviendas y con inmuebles en venta, dato que no deja de sorprender a los agentes.