Lookxury

«Hay mucho que mostrar en el mundo del coñac, pero necesitamos más curiosidad por parte del consumidor»

Por Redacción

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Texto: Guillermo Domínguez
Fotos: Marco Agency

El pasado martes 4 de junio se celebró el Día Mundial del Coñac, una emblemática bebida llena de historia que cuenta con una riqueza y valor únicos. Aunque es menos degustado en España, se trata de uno de los destilados con más solera, como puede comprobarse al ver la historia de las míticas casas que lo elaboran.

Una de ellas es Delamain, empresa familiar que este año celebra su bicentenario. Fundada en 1824 por Henri Delamain -nieto de James Delamain-, esta maison impregnada de historia nos ofrece un viaje en el tiempo a través de sus excepcionales coñacs XO (Extra Old). En su bodega de piedra, que data del siglo XVIII, aún pueden encontrarse barricas con más de un siglo de vida.

¿Qué han cambiado en estos 200 años de historia? En realidad sólo unas pocas cosas. La tradición continúa siendo santo y seña de Delamain. Aunque algunos procesos se hayan modernizado, la compañía sigue el mismo paso a paso que ya desarrollaban sus antepasados. «Nuestro proceso actual es un proceso moderno pero a la vez muy, muy tradicional. Es tradicional porque seguimos utilizando los mismos métodos, el mismo know how, pero también porque utilizamos uvas de la misma zona, la Grande Champagne. Pero a la vez es realmente moderno porque ahora triunfan las microdestilerías, microcervecerías, empresas de vino natural…», explica Charles Braastad, descendiente directo del fundador, Maestro Bodeguero y director general adjunto de Delamain, en una entrevista concedida a LOOKXURY.

«Volver a las raíces«

A finales de 2023, Braastad tomó el relevo del famoso Maestro Vendedor Dominique Touteau, toda una eminencia dentro del mundo del coñac, con quien estuvo trabajando mano a mano durante 28 años, así que «quizás sea el aprendizaje más largo del que se tenga noticia». «Me uní a la empresa hace 28 años y Dominique ya estaba allí, por supuesto, después de haber sido entrenado por mi padre. He estado haciendo muchas cosas en Delamain durante todos estos años: he viajado por el mundo, he dirigido el negocio, tengo vínculos con el departamento financiero… trabajo en la contabilidad, la estrategia y todo ese tipo de cosas. Y a mi edad, como mucha gente hoy en día, quería volver a las raíces«.

«Me hacía muy feliz regresar al viñedo», explica Braastad a nuestra revista, «pasar más tiempo allí y pasar más tiempo en la bodega y con el producto. Y, de hecho, las tres cosas que me gustaba hacer en el pasado eran viajar, conocer al consumidor y hacer el coñac. Y eso es lo que me ofrecen hacer como Maestro Bodeguero. Así puedo continuar el trabajo de mis antepasados, que llevaban el negocio y también eran maestros bodegueros».

Braastad aclara que Delamain es «una empresa pequeña donde tenemos que hacerlo todo». Pero al mismo tiempo remarca que «es una posición muy agradable». «Y estoy muy contento de intentar hacerlo tan bien como Dominique (Touteau) lo hizo durante 32 años. Creo que llevaba 43 años en la empresa y era muy bueno en lo que hacía. Pasamos un tiempo fantástico juntos. Disfruté mucho de todas las catas que hice con él. Todo lo que pudo enseñarme, lo aprendí sobre la elección del coñac: la selección, el envejecimiento, la mezcla… estoy muy contento con ello», dice Charles Braastad.

«Cada vez más exigentes»

Después de dos siglos de existencia, Delamain es una referencia mundial en términos de calidad. Su reto es, en palabras de su Maestro Bodeguero, «seguir haciendo lo mismo pero siendo más exigentes«. «La clave de la longevidad es producir con coherencia. Es como un chef en un restaurante con estrellas Michelin: tienes que ser muy consistente y muy singular, tener tus propias cosas, que no son las mismas que hace otro chef. Para nosotros es lo mismo pero con el coñac: cuando pruebas una copa de Delamain de unos 15 años, debes ser capaz de reconocerlo. Éste es nuestro reto”.

¿Cómo es el coñac que produce Delamain en términos generales? «Se trata de un coñac muy pálido, muy ligero, sin azúcar añadido, muy afrutado y con mucha longitud«, explica Braastad, «es, definitivamente, un coñac diferente a los otros, que son más grandes, más redondos, más almibarados». «Y esta coherencia a la hora de trabajar es lo que nos conducirá durante los próximos 200 años. Pero no sólo eso, sino que también se trata de contar la historia. La tecnología nos permite mostrar lo que estamos haciendo y de esta manera podemos enseñar a la gente lo que venimos haciendo desde hace 200 años», explica.

Igual que él ha aprendido de su padre y de Dominique Touteau, Charles Braastad quiere «pasar la pelota al siguiente«, transmitir todo lo que ha aprendido a las siguientes generaciones porque «en este trabajo y en esta empresa sin duda perteneces a algo que es más grande que tú».

«Ése va a ser mi reto, además del resto de cosas para continuar con la consistencia y la exigencia de Delamain. Cuando eres el maestro vendedor hay dos cosas que tienes que hacer. La primera es continuar con la consistencia, por lo que no puedes aportar mucho de tu propia personalidad al producto porque no vas a cambiar nuestro producto principal, que es pálido y seco; aquí me voy a la segunda cosa, que es que nuestro coñac debe seguir siendo pálido y seco como lo es desde hace cien años. Quizá en otras gamas pueda aportar un poco de mi personalidad y lanzar ediciones especiales limitadas en las que pueda expresarme un poco más, pero en estas no», explica.

L’Oiseau Rare y un próximo lanzamiento

El último lanzamiento de Delamain es L’Oiseau Rare (El Pájaro Raro), la última creación de Dominique Touteau que «se basa en una historia real», según explica Charles Braastad a LOOKXURY. «Él, cada vez que iba al campo, se reunía con un nuevo proveedor porque parte del coñac que usamos es de nuestra propiedad y otra parte es suministrado por diferentes proveedores. Volvía del campo con alguna muestra de coñac añejo o coñac de fiesta… y le encantaba».

«L’Oiseau Rare es un coñac maduro. Madurará durante 50 ó 60 años y luego llegará a un nivel en el que no progrese más. Es realmente bueno. Lo llamamos así por esta razón y también por mi antepasado, Jacques Delamain, que era ornitólogo. Escribió entre 10 y 15 libros sobre aves: Pourquoi les Oiseaux chantent (por qué los pájaros cantan), Le Portrait d’Oiseaux (el retrato del pájaro)… y un montón de libros más. Fue entre los años 20 y los 50. Siempre hemos estado muy unidos al pájaro y a la observación de las aves. Además, el escudo familiar de Delamain es un águila, con lo que los pájaros están por todas partes. Era una buena manera de rendir homenaje a Jacques y nos gusta este nombre, L’Oiseau Rare”, explica.

Pero Delamain tiene algo más en mente, el lanzamiento de un nuevo coñac con motivo del 200 aniversario de la maison. «Algo verá próximamente la luz. No puedo decir mucho más, pero es coñac», bromea.

«Estuve trabajando con Dominique y los dos preparamos 200 botellas que se venderán en diferentes mercados. Será una gran botella redonda de diez litros que va a ser decorada por algunos artistas. El producto se venderá en subasta porque es un coñac muy especial. Es como una mini mezcla de coñacs de hace dos o tres siglos. Tenemos una gran colección de esas viejas botellas y seleccionamos un coñac muy viejo producido por los últimos cinco maestros bodegueros y miembros de la familia», añade.

«Tenemos un dilema. Se trata de algo único, de un producto que, cuando se termine, se habrá ido para siempre. Nunca volverá a existir. El más joven es de 1969 y el más antiguo se remonta al siglo XIX. Así que lo que vamos a hacer es contar su historia, explicar un poco cuál es su personalidad y por qué elegir este coñac. Y luego llegará algún afortunado que podrá comprarlo… aunque a un precio elevado, lógicamente», adelanta Charles Braastad.

Mensaje al público español

En España, la marca Delamain ha conseguido entrar en restaurantes de alta cocina como Saddle (una Estrella Michelin), Ugo Chan (una Estrella Michelin) o Can Jubany (una Estrella Michelin), además de en tiendas, bodegas y vinotecas de alto nivel. 

Braastad anima al público español a beber cada vez más coñac y, en particular, su coñac. «Por supuesto que somos un proveedor natural para España, teniendo en cuenta que se trata de un país donde la gastronomía y la cultura del vino son tan elevadas y están tan desarrolladas», apunta Braastad.

«Para los españoles es fácil disfrutar del coñac porque es un producto que no es nuevo para ellos. Todo el mundo ha probado el coñac alguna vez. Pero yo quiero ir más allá y pedir a estos consumidores que lean la etiqueta, investiguen un poco e intenten entender cómo se hace. Tenemos tanto que mostrar que sólo hace falta un poco de curiosidad por parte del consumidor. En mi familia hemos sido muy curiosos, hemos desarrollado una gran cantidad de coñacs e ideas que terminan representando a la empresa”, sostiene.

«Creo que tenemos un mundo que necesita ser descubierto. Tenemos la respuesta a un montón de cuestiones que se plantean los consumidores hoy en día: la honestidad del producto y el respeto hacia el mismo, el origen y todo el proceso del producto… los grandes aficionados al coñac lo saben y nuestra aspiración es que los consumidores más jóvenes se empapen de este interés y esta curiosidad para, en nuestro caso, seguir aficionándose al coñac y en concreto al coñac Delamain», finalizó Charles Braastad en la entrevista a LOOKXURY.