El aceite de argán es un aceite de origen vegetal procedente del árbol Argania spinosa, un ejemplar de más de un millón de años de antigüedad, autóctono de la costa marroquí al sur de Essaouira. También se le conoce como acebuche espinoso en Andalucía y en ciertas zonas de México por tener algunos ejemplares ahí.
Del árbol brotan unos frutos ovalados grandes como una nuez de color amarillo y rojo, en el interior de cuya pulpa se encuentra el núcleo de cáscara dura que contiene 2 a 3 almendras de las que se obtiene el preciado aceite de argán, también conocido como “oro del desierto”. La cosecha de los frutos y la producción de este aceite se realiza de forma tradicional íntimamente relacionada con el pueblo y cultura bereber. La tradición implica a las mujeres bereberes desde hace siglos como encargadas de la producción del aceite de argán, incluso en la actualidad es llevada a cabo por cooperativas de mujeres. Los huesos se trituran a mano para extraer las almendras sin dañarlas. Estas se muelen en un molino tradicional y luego se prensan en frío. 10 horas y 30 kg de fruta producen 1 litro de aceite de la manera artesanal.
En el Marruecos tradicional llevan haciendo uso de este aceite en su alimentación, de manera medicinal y para el cuidado de la piel y cabello en aplicaciones cosméticas. Veamos más detenidamente cuál es su composición para entender mejor sus propiedades.
¿Cuál es su composición?
El aceite de argán está compuesto en un 80% de grasa muy rica en ácidos grasos esenciales. Estos ácidos grasos el organismo no los puede sintetizar por sí solos, por lo que los debemos aportar de forma externa (a través de la alimentación y cosméticos), siendo grasas muy involucradas en procesos de regeneración de tejidos. Concretamente se encuentran los siguientes en estas proporciones:
- 45% ácido oleico.
- 35% de ácido linoleico o vitamina F.
- 15% ácido alfa-linolénico.
- 3% ácido gamma-linolénico.
- 1% ácido araquidónico.
También destaca su concentración en antioxidantes y otros:
- Vitamina E (rico en gamma-tocoferol): casi tres veces más que el aceite de oliva (aceite de argán 620 mg/litro versus aceite de oliva 320 mg/litro). Se creía hasta hace poco que los alfa-tocoferoles eran la forma más activa de vitamina E. Sin embargo, estudios más recientes han puesto de manifiesto la importancia biológica del gamma-tocoferol, predominante en el aceite de argán en un 75%. El gamma-tocoferol es un antioxidante mucho más eficaz que el alfa-tocoferol.
- Vitamina A (betacarotenos) en un 50%.
- Fitoesteroles (D-7 steroles) que raramente se encuentran en los aceites vegetales.
- Escualeno, 320 mg/litro, cuya concentración suele ser débil en el reino vegetal. Se trata de una grasa muy refinada con estructura molecular muy similar a las grasas de la piel por lo que se absorbe fácilmente sin dejar residuos grasos.
¿Qué beneficios tiene?
Por su naturaleza lipídica y grandes concentraciones en antioxidantes este aceite presenta una gran versatilidad en el ámbito cosmético ofreciendo significativos beneficios para el cabello y la piel. Veamos los más destacables:
- Hidratante y nutritivo. Debido a la gran concentración de ácidos grasos y vitamina E es ideal para el cuidado de la piel de forma natural, regulando su permeabilidad e hidratándola en profundidad dado que se absorbe rápidamente.
- Ideal para las pieles secas o alteraciones cutáneas reparando la piel dañada y nutriéndola internamente. También tiene efecto antiinflamatorio en el caso de irritaciones cutáneas.
- Previene y disminuye las estrías y cicatrices.
- Antienvejecimiento. Se considera un potente agente antiarrugas dado que reafirma la piel y protege su elasticidad.
- Tiene efecto calmante sobre la piel con quemaduras solares.
- Para el acné. Es apto para todo tipo de pieles, incluso grasas o acneicas, ya que es un aceite no comedogénico (no obstruye los poros). Posee una acción reguladora del sebo para pieles grasas, por lo que se utiliza para tratar el acné y otras manifestaciones como eccemas y psoriasis. Los antioxidantes ayudan a reparar y regenerar de nuevo las células dañadas.
- Para manos, uñas, piel y talones. Nutre y suaviza zonas menos vascularizadas y distales que pueden requerir un trato algo más especial que otras zonas corporales.
- Bálsamo labial. Óptimo para mantener los labios suaves, flexibles y cuidados, incluso para el invierno ayuda a mejorar los labios agrietados.
- Cabello. Gracias a sus propiedades nutritivas también es beneficioso para el cabello dejándolo más suave y brillante, incluso para reducir las puntas abiertas y caspa. Después del secado, aplicar en la mano un par de gotas y distribuirlo por el cabello con las manos. También se puede utilizar junto con el acondicionador o incluso mascarilla de mitad del pelo a las puntas durante 30 minutos.
¿Cómo se aplica?
El aceite de argán se puede encontrar implícito en numerosos productos dentro de su misma formulación. También se puede adquirir en presentación pura o extracto. Se debe intentar comprar el que sea más puro posible y a poder ser extraído mediante primera presión en frío, algo que suele especificarse en la etiqueta y que se ve por su color dorado claro y olor suave.
En el caso de adquirirlo de forma pura también se puede aplicar a productos de uso habitual como puede ser un champú, mascarilla, acondicionador, crema de rostro o cuerpo, sérum, etc. para beneficiarse de sus propiedades. De igual forma se puede aplicar directamente sobre la piel o cabello de forma pura.
Seguir los siguientes pasos:
- Aplicar siempre sobre piel limpia eliminando el maquillaje y la suciedad para que sus principios puedan penetrar mejor.
- Verter tres gotas en las palmas de las manos y calentarlo con la temperatura de estas para activar así sus propiedades.
- Extender el aceite en la zona interesada con ligeros masajes.
- Dejar bien absorber para que el aceite penetre completamente y se aproveche al máximo todos sus beneficios.
- Para intensificar su efecto nutritivo, hidratante y regenerativo aplicar el aceite directamente en la zona deseada por la noche y dejar penetrar durante el descanso nocturno.